El Servicio en la Comunidad

Nuestra Comunidad como todo cuerpo “vivo” tiene una serie de necesidades prácticas que atender, por eso existen una serie de hermanos/as que sirven a su Pueblo en estos aspectos que, sin ser el fin de la Comunidad, no se pueden olvidar para que todo vaya “sobre ruedas”.

El ser SERVIDOR es un llamado del Señor, no todos tienen ese don, aunque sí todos tienen la capacidad de servir y ayudar en un momento u otro.

Dividimos nuestro Equipo de Servicio en una serie de áreas: finanzas, transporte, hospitalidad, secretaría, fiestas, revista, informática, ayuda a hermanos, … Todas y cada una son importantes y necesarias para la buena marcha del Cuerpo y todos los hermanos/as que en ellas servimos tratamos de hacerlo viendo siempre en el hermano, al que servimos, la figura de nuestro Señor que es, verdaderamente, a quien tratamos de servir y honrar con nuestra forma de actuar.

Unos hermanos se encargan de la vida espiritual, pastoral, y otros hermanos se encargan de lo práctico para que lo primero también funcione. Al igual que nuestros antecesores en las primeras comunidades cristianas, no parece lógico que aquellos que mayor esfuerzo y sacrificio realizan para mantener la Palabra de Dios entre nosotros, también deban preocuparse de los aspectos “más materiales”. Por esta razón parece justificado tener un organigrama de servicios.

No son tan importantes las capacidades humanas, como la disposición a servir en fe a Dios para poder ayudar en esos “temas prácticos” de la comunidad.

Por eso, no parece difícil comprender que el organigrama de servicios de la comunidad no es una simple estructura organizativa, fría y carente de personalidad. No es un simple desarrollo de necesidades prácticas. Detrás del organigrama hay una serie de hombres y mujeres, hermanos, que sirven en fe y por fe. Son hermanos y hermanas que se abren para recibir la guía del Espíritu en sus servicios a la comunidad. De esta forma, el organigrama presenta un claro “barniz” espiritual que permite entenderlo como nos dice la palabra de Dios: “Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos” (Mc. 9,35)

“Nada hagáis por rivalidad, ni por vanagloria (egoísmo o presunción),sino por humildad, considerando cada cual a los demás superiores a sí mismo, buscando cada cual no su propio interés sino el de los demás. Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo: El cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente (con avaricia) el ser igual a Dios, sino que se despojó de sí mismo tomando la condición de SIERVO”. (Filipenses 2, 3-7)

Este es el sentido último del servicio (cualquier servicio, dentro o fuera de la comunidad) cristiano, servir en humildad, sacrificio y amor al Señor por medio del hermano/a. Y eso es lo que intentamos –a pesar de nuestros fallos- en nuestra Comunidad.